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Pastores homeschoolers

Actualizado: 22 oct 2019

Cofundadores del sitio Homeschooling Argentina, Noel Solís y Carolina Schoba, conforman una familia evangelista. Decidieron educar en casa porque consideran que es la mejor alternativa para que sus hijos logren adaptarse a las demandas del futuro.


Noel Solís lo repite cada vez que puede: “Nosotros no somos hippies”. Lo dijo durante una entrevista para el noticiero de Telefé, lo dijo en un encuentro de padres y madres homeschoolers. Ex docente de secundaria en México, donde nació y donde vive su familia de origen compuesta en buena medida por docentes -donde incluso una escuela lleva el nombre de su abuelo-, Noel Solís es cofundador junto con su esposa, Carolina Schoba, del sitio www.homeschoolingargentina.com. Sentado en un bar de Ramos Mejía al lado de Carolina, repite lo que podría ser un mantra, un conjuro contra su peor pesadilla, un latiguillo o todo eso junto:


-Nosotros no somos hippies que viven sin ningún marco: tenemos disciplina, tenemos estructura.


Hans, Johan e Ian, los tres hijos de siete, cinco y dos años de Noel y Carolina, no han tenido malas experiencias escolares: no sufrieron bullying por parte de sus compañeros, no fueron víctimas de docentes maltratadores ni tuvieron problemas de aprendizaje en el aula. De hecho, Hans, Johan e Ian nunca pisaron una escuela. A diferencia de otras familias que deciden desescolarizar porque la escuela se transforma en una fuente de sufrimiento cotidiano, Noel y Carolina optaron por el homeschooling sin que sus hijos pasaran por un aula. A diferencia, también, de otras familias que deciden desescolarizar para combatir la reproducción del sistema capitalista o porque creen que la pedagogía es un ejercicio de violencia o porque prefieren mudarse al campo y conectarse con la naturaleza, Noel y Carolina optaron por el homeschooling porque consideran que es la mejor alternativa pedagógica para adaptarse a las demandas del futuro.


-La escuela mata la creatividad. Google y todas las empresas más importantes del mundo buscan gente creativa para los mejores puestos. No quiero preparar a mis hijos para que sean empleados que se conformen con trabajar ocho horas y tener un sueldo bajo. Quiero que tengan más oportunidades -dice Noel.


Carolina matiza un poco esta idea:


-No necesariamente buscamos que sean empresarios. Leí hace poco el testimonio de una madre que tiene varios hijos, algunos están en la universidad, pero uno se quedó en el campo porque le gustan los animales. Ahora va vestido de gaucho, usa pelo largo y doma caballos.


De todas formas, la anécdota termina con el joven homeschooler triunfando en lo suyo: ahora lo llaman de los mejores haras para que dome a sus caballos. Efectivamente, no son ningunos hippies.


Noel además de ex docente es diseñador gráfico y dueño de un local de ropa en Palermo Soho. Lo que que no mencionó cuando apareció en un noticiero del prime time hablando sobre homescooling, lo que no cuenta Carolina, lo que tampoco dirá durante más de una hora de entrevista en un bar de Ramos Mejía es que además es pastor evangelista.


-Conocí el homeschooling porque un amigo misionero -Noel podría haber dicho compañero pero no: un amigo- lo practicaba en Estados Unidos y le fue muy bien. Sus hijos eran muy buenos en deportes, cultos, sociables y estaban más que preparados para entrar a las universidades americanas.


El relato de Noel y Carolina sobre sus inicios en el homeschooling tiene reminiscencias bíblicas: ella era algo así como una oveja descarriada pero de buen corazón que se negaba a educar a sus hijos en casa. Tenía, en palabras de Carolina, prejuicios, era ignorante. Él la inició en la nueva fe y ahora ella es la devota más aplicada. Carolina dejó su carrera como diseñadora de indumentaria, abandonó su local de ropa y se dedica exclusivamente a criar y educar a los niños.


-Ahora tenemos herramientas, estamos seguros de lo que hacemos, creemos en lo que hacemos, predicamos -predicamos, así dice Carolina- lo que hacemos. Entonces no nos da temor. Tampoco juzgamos al que esté en contra porque en algún momento nosotros también fuimos uno de esos.


Para Noel lo peor de la escuela tradicional no está en los contenidos -“está bien que aprendan a sumar; sumar es lo mismo en cualquier lado”- sino aquello en lo que transforma a los niños: “Forma a personas para que tengan una mentalidad cuadrada, que cumplan un horario de ocho horas con un receso en el medio. Están formando un esclavo que no piense, que no decida solo”.


Carolina explica que la escuela al ser estandarizada no explota el potencial de los niños, no potencia los talentos naturales. Al contrario: los obliga a dedicarse a cuestiones para las que no son buenos y que además detestan. Al principio, no obstante, la tendencia fue intentar reproducir la lógica escolar en casa.


-Hay temas que mi hijo odia. Yo al principio insistía mucho en que los estudiara igual, pero después me dije a mí misma: ¿a vos te gustaba que te enseñaran estos temas? No, los odiaba. ¿Los usaste en el futuro? No. ¿Entonces por qué se lo vas a enseñar a tus hijos?


-¿Cómo es un día de homeschooling?


-A la mañana desayunan, leen, dibujan, pintan. Miran un rato la tele también. A las 11.30 empezamos y yo ya tengo una lista de puntos que hay que ir viendo.


-¿De dónde sacás la lista?


-La hago yo. Tengo libros de texto y material que he recopilado. Es un manual de texto normal al que le agregué algunas cosas y le saqué otras. Igual les pregunto qué tienen ganas de hacer. Quizás mientras a uno le explico matemática al otro lo siento al piano y le enseño música.


-¿Se divide por asignaturas?


-Yo lo tengo dividido. Matemática, ciencias, lengua y proyectos. Tengo un proyecto en el que ellos están escribiendo un pequeño libro sobre animales. El de cinco lee desde los cuatro y tiene su pequeño libro. Lo mismo el de siete. Eligen un animal y van investigando. Otro proyecto que tienen es el proyecto Argentina, en el que van viendo todo de su país, desde las provincias hasta los símbolos patrios.


Por la tarde, Hans, Johan e Ian aprenden valores cristianos a través de historias bíblicas. Según su madre, les encanta.


-¿Ser una familia cristiana influyó en haber tomado esta decisión?


La respuesta, pronunciada al unísono por Noel y Carolina, es rotunda: no, no tiene nada que ver.


Hay una pregunta que todos los padres que practican homescooling están acostumbrados a contestar y que Noel y Carolina reciben con alivio, como el alumno al que finalmente le toman el tema que había preparado:


-¿Sus hijos tienen vínculos con otros chicos de su edad?


-Son muy sociables -se adelanta Carolina-, los fines de semana vamos a una iglesia y ahí tienen muchos amiguitos pero de todas las edades. En la escuela te obligan a estar sólo con los de tu edad. Ellos tienen amigos mayores, menores, nenas, nenes. Uno de sus mejores amigos es un chico que tiene problemas de audición. Y la madre me cuenta que en la escuela le hacen bullying, no entiende cómo puede ser que mis hijos no lo discriminen. La verdad es que ellos no hacen diferencia, ven un niño y ya.


-Hay una idea preestablecida de que la escuela es el lugar de sociabilidad -completa Noel-, y no es así. La escuela existe desde el siglo XIX. ¿Me vas a decir que antes de eso no había socialización, que la gente no tenía amigos? No, la escuela vino a suplir una falta de empleados.

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